El tan esperado regreso de Susana Mohamad al gobierno como la jefa del departamento de planificación ha enfrentado un obstáculo significativo, ya que este no se llevará a cabo. El medio Silla vacía ha sido el primero en reportar que esta decisión está vinculada a la presión interna ejercida por el Ministro del Interior, Armando Benedetti, quien ha ejercido un veto sobre la designación de la ex Ministra del Medio Ambiente. Este desarrollo resalta las complejas dinámicas de poder presentes en el equipo del presidente Gustavo Petro y suscita inquietudes sobre el futuro político de Mohamad.
Susana Mohamad es conocida por su cercanía con el presidente Petro y por su firme defensa de las políticas ambientales. Su compromiso con esta causa ha sido evidente a lo largo de su carrera, pero su reciente reunión con el presidente no logró resultar en un consenso favorable que pudiera cambiar su suerte política. A pesar de que su equipo ha confirmado que la decisión de no continuar en el gobierno se debe a razones de índole política, los detalles específicos detrás de esta elección no fueron revelados, dejando a muchos cuestionando los motivos reales.
La tensión entre Mohamad y Benedetti no es algo nuevo; de hecho, el ex ministro ya había señalado públicamente al actual Ministro del Interior como una figura clave en lo que él describió como una campaña en su contra. Esta enemistad se volvió más crítica cuando, en febrero, Benedetti hizo llamados a la renuncia de Mohamad del Ministerio del Medio Ambiente, sugiriendo que su salida simbolizaba un conflicto político más amplio dentro del gobierno de Petro. Esto plantea la cuestión de hasta qué punto la influencia de Benedetti se extiende en la administración del presidente y cómo puede estar afectando la formulación de políticas que afectan directamente al medio ambiente.
A medida que la situación se desenvuelve, Susana Mohamad se encuentra ahora en un proceso de reflexión sobre las oportunidades que le podrían esperar en su futuro político. Reportes indican que su equipo está considerando varias alternativas en este sentido. Entre ellas, se incluyen la posibilidad de participar como conferencista en eventos internacionales centrados en el medio ambiente, lanzarse al Senado de la República, unirse exitosamente al equipo de la oficina presidencial o incluso postularse para la Alcaldía de Bogotá. Cada una de estas opciones representa un camino distinto y emocionante para su carrera, aunque también implica navegar en un ambiente político cada vez más complejo.
Este episodio pone de manifiesto las profundas divisiones internas que existen dentro del gobierno de Gustavo Petro. Además, invita a cuestionar cómo estos conflictos de poder podrían influir en la dirección futura de la administración del presidente. La situación revela una necesidad urgente de diálogo y cooperación entre los diferentes actores del gobierno, especialmente en un contexto donde las decisiones políticas tienen un impacto directo en el bienestar social y ambiental del país.
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