Los portavoces de las organizaciones campesinas de varias regiones del país (Eje de café, Tolima, Huila, Valle y Antioquia) se reunieron en Armenia y emitieron un ultimátum: si el estado no acelera e implementa efectivamente la reforma agraria, incluida la compra de tierras para el fondo de la tierra y las medidas de protección contra la acurrencia, comenzará a «tomar tierras» como una medida de presión. El anuncio ocurre en un contexto de entregas parciales de tierra por parte del gobierno, pero también de frustración por la lentitud y las áreas que quedan por cubrir.
Desarrollo de noticias
Este 15 de septiembre, en Armenia (Quindío), representantes de diferentes organizaciones campesinas del eje de café y los departamentos vecinos hablaban en el bloque. Según la nota publicada por los medios locales, los líderes dijeron que han estado esperando la implementación efectiva de los compromisos de reforma agraria durante años y que la paciencia ha terminado: exigieron plazos concretos para la entrega de títulos, la asignación de tierras de fondos públicos y medidas contra los acaparadores; De lo contrario, advirtieron que la recuperación directa de propiedades se recuperará, en su opinión, deben ser redistribuidas.
Contexto político y técnico
Desde la llegada del gobierno actual, había un impulso oficial a la reforma agraria: la presidencia estableció objetivos ambiciosos (por ejemplo, la entrega de cientos de miles de hectáreas para 2025) y la Agencia Nacional de Tierras (ANT) ha estado ejecutando programas para la compra, el grado y la formalización en diferentes departamentos. Sin embargo, las organizaciones sociales denuncian que los ritmos son insuficientes, que hay burocracia en los procedimientos, retrasos en la compra de tierras locales y resistencia de grandes propietarios y redes de acaparamiento que han obstaculizado la restitución y la redistribución. Por lo tanto, a pesar de los avances documentados (entregas parciales en Tolima, Huila, Atlánnico y otros), persiste el reclamo de una implementación más rápida y equilibrada territorialmente.
Movilizaciones recientes y medidas de presión
En las últimas semanas ha habido un aumento en las protestas y bloqueos en el eje del café y otras regiones agrícolas: concentraciones en peajes, bloqueos en la carretera Pereira -Armenia y marcha hacia los centros urbanos. Estas movilizaciones buscan acelerar los procesos de titulación, la demanda de soporte técnico y crediticio, precios justos para la producción y protección contra megaproyectos extractivos. Las líderes advierten que la «toma de tierras» sería una medida de último recurso, inspirada en prácticas históricas de recuperación de tierras por parte de las comunidades que han sufrido el despojo.
¿Qué piden específicamente los líderes campesinos?
Entre las demandas específicas, según las comunicaciones y declaraciones recopiladas por la prensa, se encuentran:
- Aceleración de la compra de tierras para el fondo de tierras y asignación inmediata a familias de pequeños productores.
- Mass y gratuitos con acompañamiento técnico y financiero para garantizar la productividad.
- Investigación y sanción de redes de polipasto de tierras y colaboración inter -institucional para recuperar tierras usurpadas.
- Políticas de protección para moros, cuencas y suelos agrícolas que permiten la producción sin ocurrir en áreas de alto riesgo ambiental, pero con garantías para las personas del campo (conciliación entre conservación y medios de vida).
La voz del gobierno y la institucionalidad
El ejecutivo reconoce los avances (entrega de títulos y compra de hectáreas en varios departamentos) y destaca la existencia de procesos institucionales: la cartera de hormigas y agrícolas ha publicado entregas y planes. Sin embargo, del Ministerio de Agricultura se ha señalado en las entrevistas públicas que la reforma agraria es un proceso a mediano y largo plazo, que debe estar acompañado de garantías legales y presupuestarias para evitar conflictos y violaciones de los derechos. Algunas voces oficiales han descartado la expropiación masiva como política inmediata, aunque han abierto la puerta a los mecanismos de compra forzada en casos legales muy específicos.
Riesgos y posibles escenarios
La amenaza de «tomar tierras» aumenta el riesgo de confrontaciones locales, problemas de orden público y largos litigios legales. También coloca sobre la mesa un dilema complejo: la verdadera necesidad de acelerar la justicia agraria ante el imperativo de garantizar la certeza legal y evitar que las personas vacías generen que los actores armados o las redes ilegales puedan explotar. Las organizaciones de derechos humanos y algunos sectores gubernamentales llaman diálogo inmediato y tablas técnicas con plazos verificables para evitar escalar.
Conclusión
La advertencia de los portavoces campesinos es un síntoma de frustración acumulada: a pesar de los avances visibles en partos específicos, la percepción en el campo es que el ritmo no es suficiente para reparar décadas de desigualdad y acaparamiento. La próxima semana será clave: el gobierno debe decidir si una tabla nacional con horarios vinculantes o si las organizaciones sociales aumentan la presión con movilizaciones y acciones directas en las propiedades. En cualquiera de los escenarios, la reforma agraria y la forma en que se ejecuta continuará siendo un factor central en la estabilidad rural y política del país.
 
								 
															





