Han pasado más de 15 años desde la partida de Michael Jackson, pero su nombre y su legado continúan brillando en la industria de la música. Considerado por muchos como el artista más influyente del siglo XX, el «Rey del Pop» revolucionó la música, el baile y el espectáculo, dejando rastros que permanecen vivos en cada rincón del mundo.
Su carrera estuvo marcada por álbumes que rompieron discos, como Thriller (1982), el mejor álbum de todos los tiempos; Bad (1987), que consolidó su estilo innovador; y Dangerous (1991), donde se unió a Pop, Rock y R&B en una mezcla única. Su impacto no fue solo musical: creó coreografías inolvidables como el «Moonwalk», que hasta hoy sigue siendo imitado por artistas de todo el planeta.
Además, Jackson fue pionero en la producción de videoclips que se convirtieron en obras de arte reales, como Beat It, Billie Jean y Thriller, quienes levantaron el camino de consumir música en la era de la televisión y MTV.
Pero más allá de la música, Michael Jackson también se destacó por su carácter humanitario, apoyando causas sociales, donando millones a organizaciones beneficiosas y utilizando su voz para promover la paz, la igualdad y la unidad.
A pesar de las controversias que marcaron su vida personal, su talento inigualable lo convirtió en un símbolo cultural global. Artistas de todas las generaciones lo citan como influencia directa, y su figura aún mueve multitudes en tributos, documentales y presentaciones.
Michael Jackson no solo era un cantante, fue un fenómeno cultural que redefinió lo que significa ser una estrella mundial. Su legado, inmortal, continúa superando en cada escenario donde alguien baila, canta o sueña con llegar a él.
 
								 
															





