Mark Zuckerberg ahora enfrenta uno de los desafíos legales más significativos de su carrera: la posibilidad de que se le obligue a vender Instagram y WhatsApp, dos de las plataformas con mayor impacto y alcance de su imperio digital. La Comisión Federal de Comercio (FTC) de los Estados Unidos, respaldada por el apoyo del Fiscal General de 48 estados del país, ha intensificado una acusación de antimonopolio. Esta denuncia sostiene que el objetivo se ha esforzado en mantener un monopolio de manera ilegal en el ámbito de las redes sociales.
Las autoridades federales argumentan que las adquisiciones de Instagram en 2012 y de WhatsApp en 2014 no deben ser interpretadas simplemente como decisiones comerciales acertadas, sino como una estrategia deliberada para eliminar potenciales competidores y consolidar su dominio en el sector de redes sociales. De acuerdo con la FTC, Meta ha seguido un patrón sistemático en sus adquisiciones, con el fin de salvaguardar su posición dominante y frenar la innovación proveniente de otras empresas más pequeñas.
El mensaje que transmiten las autoridades es claro: el objetivo debe desprenderse de Instagram y WhatsApp. Las entidades regulatorias están buscando que estas plataformas sean desligadas de la estructura empresarial de Meta y, además, están proponiendo medidas que impidan futuras adquisiciones que puedan suprimir la competencia en el mercado. Esta estrategia también busca reducir lo que ellos denominan el «pozo de protección», el cual, según las autoridades, ha permitido a Meta mantener su control en el sector.
La respuesta de Meta no fue la que muchos esperaban. La compañía ha defendido su postura, argumentando que el ecosistema digital se caracteriza por una feroz competencia, donde rivales como TikTok, YouTube y X (anteriormente conocido como Twitter) compiten abiertamente por la atención del usuario. Según Meta, sus adquisiciones han resultado en beneficios para los usuarios y señalan que no hay evidencia concreta que demuestre la existencia de prácticas anticompetitivas en su funcionamiento.
Este proceso legal podría transformar radicalmente el panorama tecnológico a nivel global. Si el tribunal emite un fallo favorable para la FTC, Meta se vería forzada a deshacerse de dos de sus activos más valiosos y reconocidos a nivel mundial. Tal decisión también establecería un precedente notable sobre la forma en que el gobierno de los Estados Unidos planea enfrentar a los gigantes tecnológicos en el futuro, marcando así un nuevo capítulo en la regulación de las grandes corporaciones tecnológicas.
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