Tesoro natural en la mesa: cascada cristalina

El salto de las monjas: una joya natural sobre la mesa, Cundinamarca

Los cuerpos de agua naturales que adornan la región de Cundinamarca son verdaderas obras maestras forjadas a través de procesos geológicos y climáticos que han moldeado su relieve andino a lo largo de millones de años. Estas fuentes de agua, situadas en áreas emblemáticas como la sabana de Bogotá y el Páramo, juegan un papel fundamental en la regulación del ciclo del agua, así como en la recuperación de los acuíferos. Además, estos ecosistemas albergan una rica biodiversidad, lo que hace que su conservación sea esencial en la lucha contra el cambio climático, un desafío que enfrenta el mundo contemporáneo.

Uno de los tesoros más impresionantes de esta región es, sin duda, el Salto de la monja. Esta magnífica cascada, que alcanza una altura aproximada de 30 metros, está caracterizada por sus aguas cristalinas y heladas que caen con fuerza, ofreciendo un espectáculo natural que atrae tanto a turistas como a locales. El Salto es alimentado por el río Apulo, y su popularidad no solo se debe a su impresionante belleza natural, sino también a las fascinantes leyendas que han crecido a su alrededor. Una de las historias más conocidas relata que una monja se lanzó al abismo debido a un amor no correspondido, su trágico destino convirtiéndose en un símbolo de pasión y desdicha. Otra versión de la leyenda está relacionada con el ex presidente Alfonso López Pumarejo, quien vivía en la zona y designó el lugar para algunas aves que denominó «monjas».

El acceso al Salto de la Monja se realiza a pie, transitando por viejas carreteras de piedra, que una vez formaron parte de las rutas comerciales coloniales. Durante este recorrido, es posible admirar la antigua residencia de López Pumarejo así como otras estaciones de ferrocarril, como Hospicio y Doima. Estos vestigios son recordatorios de la Edad de Oro del transporte de café en la región, un periodo que marcó un auge económico para Cundinamarca y sus alrededores.

¿Cómo llegar de Bogotá?

El viaje desde Bogotá hasta el Salto de la Monja tiene una duración aproximada de dos horas y abarca una distancia de alrededor de 75 kilómetros. Para emprender este viaje, es aconsejable salir de la avenida Boyacá, tomando la calle 17 hasta llegar a Fontibón y luego dirigiéndose hacia Facatativá. A medida que continúas por los Alpes y la Carretera 50, pasarás por Madrid, hasta llegar a las localidades de El Ocaso y Cachipay. Desde este punto, es necesario seguir las señales que indican la dirección hacia la aldea de La Esperanza, que está situada en la mesa. La última parte del trayecto implica un agradable paseo por los caminos de piedra. Es altamente recomendable llevar ropa cómoda, calzado adecuado y suficiente agua para disfrutar de la caminata en este entorno natural.

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