Durante el emotivo sermón de las siete palabras que tuvo lugar en la parroquia de San Juan Eudes, situada en el Corregimiento de Aguas Claras en Ocaña, se produjo un suceso extraordinario que conmovió a todos los presentes. En este evento religioso, que coincide con el Viernes Santo, la imagen de la dolorosa Virgen comenzó a llorar, lo que generó una profunda emoción entre los feligreses que asistieron a la ceremonia.
#DeImpacto | La imagen de la Virgen de los Dolores o «La Dolorosa» del corregimiento de Aguas Claras en Ocaña, que «lloró» en tiempos del sermón de las 7 palabras. #Ocaña #SemanaSanta pic.twitter.com/edwf2g94hw
– Yamid Rodríguez (@yamidrodriguezm) 19 de abril de 2025
Las redes sociales han sido testigos de este fenómeno, ya que muchos asistentes grabaron videos y tomaron fotografías, documentando el momento en el que las lágrimas corrían por las mejillas de la imagen venerada. A medida que las imágenes se compartieron, los comentarios de asombro y devoción no tardaron en aparecer. Muchos dijeron que no era solo una lágrima que caía, sino que una serie de ellas brotaron en cuestión de segundos, lo que añadió un aire de autenticidad y misticismo al suceso.
El entorno del Corregimiento de Aguas Claras, que se localiza a solo cinco minutos del centro urbano de Ocaña, es una zona marcada por la violencia y el conflicto. Este lugar no solo sirve como una puerta de entrada a la subregión del Catatumbo, que actualmente se encuentra en una difícil situación debido a los enfrentamientos entre el ELN y los disidentes de la FARC, sino que también ha sido escenario de numerosas situaciones de conflicto entre estos grupos armados. Entre los años 2018 y 2020, Aguas Claras vivió momentos de intensa confrontación que resultaron en homicidios selectivos y amenazas constantes, todo en medio de una guerra que ha dejado profundas cicatrices en la comunidad.
En el contexto regional, se ha documentado que aproximadamente 300 personas han sido desplazadas de diversas veredas, como Santa Clara, El Pino y La Pacha, debido a la inestabilidad y la violencia. Este desplazamiento forzado ha llevado a que los obispos de la región y líderes comunitarios insistan en la necesidad urgente de encontrar caminos que conduzcan a la construcción de una paz duradera y significativa. En medio de este panorama, el llanto de la Virgen se ha interpretado como un llamado a la reflexión y a la esperanza, un símbolo de la búsqueda de consuelo en una comunidad atravesada por la adversidad.