La capital colombiana ha logrado un avance sin precedentes en la lucha contra el hambre, con 564,000 personas más que garantizan su dieta diaria entre 2023 y 2024. Este hito, revelado en el informe más reciente del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestra una insecuridad alimentaria en Bogotá desde el 21.2% hasta el 13.9%.
Esta notable disminución de más de siete puntos porcentuales contrasta fuertemente con la situación nacional, donde la mejora fue mínima, de 26.1% a 25.5%. De hecho, el progreso de Bogotá fue crucial para evitar un revés en las cifras generales del país. La situación es aún más crítica en las zonas rurales, donde la inseguridad alimentaria aumentó de 31.2% a 34.2%.
El alcalde Carlos Fernando Galán describió la reducción en Bogotá como «casi histórica», destacando que las 564,000 personas beneficiadas son equivalentes a la población de una ciudad media. Aunque Meta y Arauca registran una mayor disminución del porcentaje, el impacto de Bogotá es significativo ya que alberga el 15% de la población colombiana.
Llaves de éxito
Varios factores explican el rendimiento particular de Bogotá. La menor incidencia de la violencia del conflicto armado, en comparación con las áreas rurales donde el desplazamiento forzado agrava el hambre según Agustín Zimmermann de FAO, es uno de ellos. Además, la sólida capacidad institucional y presupuestaria de la oficina del alcalde le permite implementar políticas sociales ambiciosas con menos dependencia del gobierno nacional.
Un ejemplo es el programa «Bogotá sin hambre 2.0», que la administración de Galán planea invertir 4.600 millones de pesos (más de 1.100 millones de dólares) y a los que atribuye el éxito. «En 2024 aumentamos los comedores comunitarios de 114 a 117, y los escolares de 212 a 219», dijo el alcalde, y agregó que Bogotá es «tal vez la única entidad territorial que garantiza que todos los niños y adolescentes reciban comida».
Sin embargo, el experto en sistemas de alimentos agrícolas Juanita Rodríguez enfatiza que el desarrollo económico de la ciudad, que concentra el 25% del PIB nacional, también es esencial al facilitar la generación de ingresos para la adquisición de alimentos.
Este avance ha sido destacado por funcionarios locales, como el Secretario de Integración Social, Roberto Angulo, quien señaló que «el progreso en Bogotá es notable y destaca cuando contrasta con el estancamiento de la inseguridad alimentaria en el total nacional», calificando la mejora del 0.6% en el país como «no estadísticamente significativa».
El desafío del millón
A pesar del progreso, más de un millón de bogotá (13.9%) aún enfrentan inseguridad alimentaria moderada o severa, concentrándose en lugares del sur como Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal, y en el centro de Santa Fe y La Candelaria.
Un nuevo desafío surge con el desmantelamiento de los programas de transferencias monetarias por parte del gobierno nacional, como «Colombia sin hambre», que en Bogotá apoyó a 75,000 hogares. Aunque la oficina del alcalde ha absorbido 10,000 hogares en la pobreza extrema, Galán expresó su preocupación: «Podríamos haber alcanzado más población si el gobierno nacional no hubiera sido cortado. Esperamos que esto no conduzca a cambiar la tendencia en el informe del próximo año ».
El consultor Rodríguez advierte que, aunque Bogotá puede ser resistente gracias a sus recursos, regiones como Chocó no tendrían la misma capacidad para enfrentar estos recortes. La capital, a pesar de su fuerza, continúa enfrentando la tarea de asistir a poblaciones vulnerables, incluidos los migrantes, con presupuestos que no siempre son suficientes.