Los conciertos de Shakira programados para el 29 de mayo y Jason Aldean para el 30 de mayo en Boston fueron cancelados abruptamente en el último minuto, desatando la especulación y la preocupación entre miles de fanáticos que ya se dirigieron hacia los lugares cuando Live Nation anunció la suspensión de «circunstancias imprevistas».
El promotor musical se negó a proporcionar detalles específicos sobre los motivos de la cancelación, solo confirmar que los reembolsos ya están disponibles para los afectados, mientras que la incertidumbre sobre las verdaderas razones detrás de esta decisión de emergencia crece.
La cancelación simultánea de dos megaconciones en días consecutivos ha desatado teorías sobre posibles amenazas de seguridad, problemas de infraestructura o crisis de salud de los artistas, aunque las autoridades o representantes de los cantantes han confirmado ninguna versión oficial.
Miles de seguidores que habían viajado de diferentes estados para presenciar especialmente el espectáculo de Shakira expresan su frustración en las redes sociales, donde exigen explicaciones claras sobre una cancelación que consideran sospechosa por su naturaleza de último minuto.
Esta situación genera preocupación en la industria del entretenimiento estadounidense, donde las cancelaciones masivas de eventos de tal magnitud generalmente se asocian con circunstancias extraordinarias que van más allá de los problemas logísticos de rutina, alimentando especulaciones sobre posibles amenazas no reveladas al público.
