En el contexto actual, donde es fundamental priorizar la seguridad y el bienestar de los más jóvenes, se desarrolló una iniciativa significativa por parte del Grupo de Protección de la Infancia y la Adolescencia de la Policía Metropolitana de San Juan de Pasto. Esta actividad se llevó a cabo como parte de un modelo de servicio policial que enfoca su atención en las personas y los territorios, además de estar alineada con la estrategia innovadora de e-Pais. El evento consistió en un día pedagógico en varios centros de compras, un entorno que se ha convertido en un lugar habitual para las familias, y que representa una oportunidad clave para llegar a muchos padres y cuidadores.
El propósito central de esta jornada fue ofrecer un soporte de información valioso para los padres, brindando recomendaciones sobre autocuidado y pautas de crianza que son indispensables en la actualidad. En un mundo donde la seguridad de los menores está constantemente amenazada, el evento buscó generar conciencia sobre la prevención de crímenes que atentan contra la libertad, integridad y formación sexual de los niños. Uno de los enfoques destacados de la actividad fue la lucha contra la explotación sexual comercial infantil, un asunto de gran relevancia que merece atención y acción en comunidades de todas las características.
Durante el día pedagógico, se proporcionaron orientaciones clave para el cuidado de los menores en espacios públicos concurridos, así como consejos prácticos para ayudar a los niños a recordar su dirección o número de contacto. Estas recomendaciones no solo tienen como finalidad empoderar a los padres, sino también crear un ambiente más seguro para los niños, fomentando un sentido de responsabilidad compartida en la comunidad en cuanto a la protección de los derechos de los menores.
Asimismo, es importante señalar que la Policía Nacional, a través de este tipo de iniciativas, reitera su compromiso de salvaguardar los derechos de los niños y adolescentes. Esta labor no solo recae en la fuerza policial, sino que debe ser una responsabilidad colectiva. Por ello, se hace un llamado a todos los ciudadanos para que estén atentos y sean proactivos en la denuncia de cualquier situación que pueda poner en riesgo a los menores. La participación comunitaria es fundamental para crear un entorno más seguro y protegido para la infancia y la adolescencia.
Finalmente, estas acciones no solo refuerzan el vínculo entre la Policía y la comunidad, sino que también contribuyen a una cultura de prevención y cuidado, donde cada persona juega un papel clave. A través de la educación, la concienciación y la acción conjunta, se pueden frenar prácticas dañinas y asegurar que todos los niños crezcan en un ambiente seguro, digno y lleno de oportunidades.