El martes 13 de mayo, se formalizó la triste noticia sobre el fallecimiento del ex presidente uruguayo José Mujica, quien había estado luchando contra una enfermedad devastadora: el cáncer de esófago. Este diagnóstico había evolucionado a una etapa terminal, llevando a Mujica a enfrentar momentos difíciles en su vida.
Lucía Topolansky, su esposa y ex vicepresidenta de Uruguay, había compartido recientemente que su esposo recibió cuidados paliativos, un tipo de atención médica diseñada para aliviar el sufrimiento y mejorar la calidad de vida, asegurando así que su dolor fuera manejado de la mejor manera posible mientras lidiaba con la enfermedad.
En enero, Mujica había hecho una revelación impactante sobre su salud, al comunicar que el cáncer se había diseminado a su organismo y que, a la venerable edad de 89 años, había decidido no someterse a más tratamientos médicos. Este fue un momento de profunda reflexión para él, el cual hizo eco en muchos seguidores y admiradores a nivel mundial.
‘El presidente más pobre del mundo’
José ‘Pepe’ Mujica, un ex guerrillero que se convirtió en uno de los líderes más emblemáticos de Uruguay, dejó un legado impresionante con su visión anticonsumista, lo que lo estableció como una figura simbólica de la izquierda latinoamericana. Su fallecimiento a los 89 años fue confirmado por el actual presidente, Yamandú Orsi, quien expresó su pesar con un mensaje que resonó con la comunidad política y social del país.
Mujica era conocido como «el presidente más pobre del mundo», un apodo que se ganó gracias a su estilo de vida austero y a su rechazo a los lujos y excesos del poder. A principios del año, había compartido la dura noticia de que el cáncer de esófago, diagnosticado en mayo de 2024, había progresado y que su cuerpo ya no respondía a los tratamientos. A través de sus palabras, también dejó un mensaje de resignación y aceptación, diciendo: «Con un dolor profundo, comunicamos que nuestro compañero Pepe Mujica murió. Presidente, militante, referente y conductor. Vamos a extrañar a muchos queridos», remarcó Orsi en su cuenta de redes sociales.
Mujica pronunció conmovedoras declaraciones sobre su estado de salud: «Mi ciclo ha terminado. Honestamente, me estoy muriendo. El Guerrero tiene derecho a su descanso», indicó durante una conversación con la prensa en enero. Su médico personal, Raquel Pannone, corroboró que Mujica había desarrollado metástasis en el hígado, complicando aún más su situación. Sin embargo, a pesar de estas adversidades, Mujica continuó siendo una figura clave para el retorno al poder del izquierdista Frente Amplio en las elecciones de noviembre de 2024, donde apoyó activamente la candidatura de Yamandú Orsi, lo que refleja su compromiso con su país.
Tras el triunfo de su delfín político, Mujica expresó que este éxito le otorgaba «un sabor agradable, un poco como un premio de despedida», lo que demuestra su inquebrantable deseo de ver prosperidad en Uruguay, incluso en sus últimos días.
Fuera del protocolo
Mujica alcanzó un nivel de popularidad poco común para un presidente de un país con una población de 3.4 millones de habitantes. Su apodo y legado viajaron por el mundo, especialmente tras su impactante discurso en la Conferencia Un Río+20 en 2012, donde fue aclamado por su crítica al consumismo desenfrenado. Un año después, su intervención en la Asamblea General de la ONU dejó huella al señalar que la humanidad había «sacrificado a los viejos dioses intangibles» para ocupar «el templo con el mercado de Dios». Estos momentos consolidaron su imagen como un eterno defensor de la justicia social y la ética en el liderazgo, valores que lo caracterizan hasta el día de hoy.