Lejos de casa y con gastos para cubrir, jóvenes como Cristian Hernández combinan sus estudios universitarios con trabajos a través de aplicaciones como Maxim, donde cada gira es parte de su esfuerzo diario.
En Colombia, trabajar y estudiar al mismo tiempo ha dejado de ser una excepción para convertirse en una realidad habitual. Según el Departamento de Estadísticas Administrativas Nacionales (DANE), la tasa global de participación laboral de la población joven en el total nacional fue del 54.7 % en 2025. Sin embargo, el 37 % todavía estudia o trabaja (OIT), lo que subraya la urgencia de tener carreteras que facilitan el acceso educativo.
Cristian Hernández, de 22 años, es parte de esa nueva generación. Es estudiante del décimo semestre de contabilidad pública en la Corporación Universitaria de Caribbean (CECAR), en Sincelejo, y también trabaja transportando a las personas de motocicletas a través de la aplicación Maxim. «Los gastos fueron altos y no querían depender de mi familia», explica.
Al principio se enfrentó a la curva de aprender la ciudad y la aplicación: «No sabía cómo usar la aplicación, hizo pocos servicios», recuerda. Pero con el tiempo logró establecer una rutina que se ajuste a sus horarios universitarios. «Salgo en los tiempos que tengo gratis. Con eso gano entre 900,000 y 1,200,000 pesos por mes, lo que me llega a alquilar, comida y parte de la universidad», dice.
Más allá de sus horas, Cristian destaca la flexibilidad: «En otro trabajo me habrían dado un giro fijo, esto me permitió continuar con la universidad». Con lo que gana, cubre el arrendamiento, la comida y parte de su formación.
Su historia no está aislada: de la gestión local de Sincelejo estiman que alrededor del 30 % de los conductores de motocicletas tienen entre 18 y 25 años, muchos de ellos estudiantes. «El trabajo en plataformas de movilidad ofrece flexibilidad y autonomía, lo que permite a los jóvenes celebrar sus estudios sin abandonar sus objetivos», dice David Solano, director de la División de Maxim de Sincelejo.
«Al ofrecer viajes en motocicleta, Maxim ha proporcionado una opción para que miles de jóvenes obtengan ingresos económicos rápidamente. El vehículo, más accesible y económico que un automóvil, facilita su independencia y ayuda a financiar sus estudios», dice Cristian.
Ya existen pocas fronteras entre el aula y la calle para estudiantes como Cristian. Su próximo objetivo es especializarse en contabilidad pública, pero por ahora su día a día entre libros y giras. Fue solo un maestro que lo reconoció en un viaje y dijo: «Me alegra saber que estás estudiando y trabajando al mismo tiempo».
La historia de Cristian es un ejemplo de cómo una aplicación puede convertirse en un puente entre la vulnerabilidad económica y la posibilidad de construir un futuro.