Capturas en Duitama: ¿reacción o círculo vicioso de impunidad?

Dos capturas ese reflejo de luz

El Policía nacional ha dado a conocer la captura de dos individuos en la ciudad de Duitama, un evento que se registró el pasado Sábado 26 de abril de 2025. Estas acciones fueron parte de las operaciones de control y patrullaje que se llevaron a cabo en distintas áreas de la ciudad, destacando el compromiso de las autoridades en la lucha contra el crimen.

Primer caso: En el sector conocido como Vecindario infantil divino, un ciudadano fue detenido bajo la acusación de tráfico, fabricación o transporte de narcóticos. Durante el procedimiento correspondiente, los agentes de policía encontraron una bolsa de plástico blanca que contenía seis bolsas tipo Ziploc, las cuales al analizarse, contenían una sustancia vegetal que, de acuerdo con su aspecto y características, se presume que sea marihuana. El material incautado fue entregado a las autoridades competentes para su adecuado manejo legal.

Segundo caso: En un incidente aislado, miembros de la fuerza pública consiguieron capturar a un individuo que presuntamente amenazó a otra persona con un cuchillo en pleno rostro, en el área de Duitama. El arma utilizada en la amenaza fue también incautada, y el sujeto detenido fue puesto a disposición de la autoridad judicial correspondiente para que enfrente los cargos que se le imputan.

¿Qué dicen las leyes colombianas?

La seriedad de estos crímenes no debe tomarse a la ligera. El Código Penal colombiano establece las siguientes disposiciones:

  • Artículo 376: Tráfico, fabricación o porte de narcóticos.
    La penalización oscila entre 8 a 18 años de prisión, además de una multa de entre 1,000 a 50,000 salarios mínimos legales mensuales vigentes para aquellos que se dediquen a tráfico, fabricación o transporte de sustancias narcóticas, conforme a la Ley 599 de 2000.
  • Artículo 185A: Amenazas.
    El uso de armas de fuego, elementos o dispositivos menos letales, o armas blancas para amenazar o intimidar a otro, puede resultar en prisión de entre cuarenta y ocho (48) a setenta y dos (72) meses, salvo que el comportamiento esté sujeto a una penalización más severa.

Ambos delitos tienen consecuencias claras y severas según la legislación. La problemática resalta no por la falta de normativas, sino por la complejidad de hacerlas cumplir en un sistema judicial que a menudo resulta saturado y, en ocasiones, ineficaz.

¿Estamos atrapados en un ciclo eterno?

Cada captura debería generar un aporte de esperanza entre los ciudadanos. Sin embargo, esta ilusión se disipa rápidamente al observar que después de la queja viene la captura y, tras la captura, la libertad casi inmediata.

Se denuncia, se captura… y se suelta.
Se denuncia, se captura… y se suelta.
¿Cuánto tiempo más continuará este ciclo vicioso?

La reincidencia no es algo accidental; es un claro síntoma de un sistema incapaz de abordar el problema desde sus raíces. Hoy se arresta a un microtraficante, pero mañana podría volver a operar en la misma esquina. Un agresor es detenido hoy, pero mañana puede retomar las amenazas.

Más que captura, hay que transformar

La solución real no radica únicamente en la presentación de estadísticas de capturas. Es necesario llevar a cabo una transformación profunda en el enfoque hacia la criminalidad:

  • Fortalecer la judicialización.
  • Asegurarse de que el trámite judicial no funcione como una puerta giratoria.
  • Aplicar sanciones ejemplares que realmente desincentiven el delito.
  • Implementar un trabajo efectivo de prevención, atacando las causas sociales que alimentan la criminalidad desde su base.

Porque, ¿de qué sirve arrestar si en pocas horas los delincuentes vuelven a las calles?

La captura es solo el primer paso. La verdadera seguridad se construye asegurando que los delitos no queden impunes, creando condiciones para una comunidad más segura.

Duitama requiere más que operaciones aisladas para la captura de delincuentes.
Necesita un sistema que no solo se enfoque en arrestar, sino que también sancione, eduque y promueva la transformación en la sociedad.
Un ciclo de detenciones rápidas solo sirve para generar desesperanza.

La comunidad ya no se conforma con relatos superficiales.
Busca resultados concretos.
Y ahora los exige.


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