Colombia enfrenta un desafío crucial en el ámbito del comercio internacional. Es fundamental que busque soluciones técnicas efectivas que faciliten un comercio fluido y sin obstáculos antes de considerar la implementación de barreras que podrían impactar negativamente en su comercio exterior y, por ende, en la economía del país y el bienestar de sus ciudadanos.
Estas observaciones surgen a raíz de las primeras reacciones de diversos gremios a las nuevas regulaciones propuestas por el gobierno de Estados Unidos. Este gobierno ha anunciado que, a partir del 2 de mayo, dejará de exportar vehículos a Colombia, una decisión que está directamente relacionada con las exigencias sobre la certificación de vehículos automotores y sus componentes desde ese país hacia Colombia.
En una carta datada el 11 de abril, el Ministro de Comercio, Industria y Turismo (ejerciendo el cargo) Rusinque, notificó al Representante Comercial de los Estados Unidos, Jamieson L. Greer, sobre las posibles repercusiones de estas nuevas regulaciones. Greer advirtió que se podrían aplicar regulaciones que afectarían a Colombia en aproximadamente $700 millones al año en términos de exportación de automóviles.
Asimismo, se destaca que estas regulaciones cuestionan la aceptación histórica del país de los protocolos y procedimientos de certificación para vehículos motorizados y sus componentes.
En el último año, Colombia importó vehículos, accesorios y autopartes de Estados Unidos por un valor de 461.1 millones de dólares, lo que equivale a cerca de 2 mil millones de pesos. Este monto representa la cifra más alta registrada desde 2007, cuando el país adquirió productos de este tipo por un total de 711.6 millones de dólares, según datos del Departamento de Estadística Administrativa Nacional (DANE).
Pedro Nel Quijano, presidente ejecutivo de la Asociación de Concesionarios de Automóviles (Aconauto), subrayó que Colombia debe reconocer que el sector automotriz ha desarrollado durante años protocolos de certificación respetados internacionalmente, aceptados por todos los países que producen y reciben vehículos. Por lo tanto, enfatizó que basta con que el fabricante entregue los certificados emitidos por las autoridades del país de origen para que Colombia los acepte. Esta situación representa una nueva crisis potencial en el ámbito comercial del país.
Al respecto, el representante de la Unión enfatizó que estas modificaciones representan un esfuerzo por crear “barreras no superables que interfieran con el comercio y obstruyan la circulación de vehículos en el país.”
En su misiva, Greer también puntualizó que Colombia continúa imponiendo requisitos de certificación para vehículos y sus componentes, a pesar de no haber presentado evidencias de que los métodos regulatorios actuales cumplan con los estándares de seguridad establecidos (FMV), alegando que no están alineados con las regulaciones colombianas.
Jamieson Greer, representante comercial de los Estados Unidos. Foto:Getty Images a través de AFP
Sin duda, Greer no es el único que percibe los riesgos para la economía colombiana como resultado de estas nuevas exigencias. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos (AMCHAM) ha señalado que Colombia carece de la infraestructura necesaria para implementar estas medidas de manera efectiva.
La comunicación del representante comercial de los Estados Unidos sugiere que las restricciones impuestas a los vehículos y partes automotrices provenientes de ese país reflejan la necesidad urgente de establecer soluciones técnicas que garanticen un comercio eficaz. Actualmente, Colombia no cuenta con laboratorios que validen la certificación de los estándares establecidos desde 1958, lo que dificulta la implementación de las nuevas regulaciones propuestas. Es imperativo unirse en esfuerzos entre el sector público y privado para fortalecer las relaciones bilaterales, y desde la cámara estadounidense, reiteramos nuestro compromiso para conseguir este objetivo.
Estados Unidos se configura como el principal socio comercial de Colombia; una gran cantidad de los vehículos que circulan en el país pertenecen a marcas originarias de Estados Unidos. El año pasado, se vendieron más de 200,000 automóviles en Colombia, lo que demuestra la significativa influencia de este mercado.
Por su parte, Eduardo Visbal Rey, vicepresidente de Fenalco, ha alertado sobre el hecho de que el proyecto de regulación actual discrimina a los vehículos estadounidenses, que cumplen con los estándares federales de seguridad de vehículos motorizados (FMVSS).
Eduardo Visbal Rey, Viceprimer Ministro Fenalco. Foto:Fenalco
Los mercados de Brasil, Argentina y México son ejemplos de países que importan vehículos de diversas procedencias. «Estamos hablando de más de la mitad de los automóviles que se venden en el mercado colombiano», destacó el vocero del sindicato, quien también mencionó que no comprenden por qué la Agencia Nacional de Seguridad Vial ha decidido no considerar regulaciones existentes en la legislación colombiana, limitando la aprobación únicamente a los estándares de la ONU.
En esta línea, solicitaron al gobierno colombiano aclarar en qué parte de la ley se establece esta situación; además, enfatizaron que todos los estándares aplicables deben tener equivalencias consolidadas. «El inconveniente radica en que se busca que los vehículos que provengan de Estados Unidos presenten un certificado denominado ‘Tercera parte’, que otros no exigen, lo que conllevaría costos adicionales que perjudicarían el comercio», expresaron.
Finalmente, tal y como se indica en la carta de Jamieson L. Greer, la falta de coincidencia con las regulaciones o condiciones vigentes podría llevar a Estados Unidos a adoptar medidas que serían percibidas como discriminatorias, lo cual generaría consecuencias difíciles de prever en el futuro.