Día del mundo de la Joy: una emoción transformadora para el cuerpo y la mente – Cronica alterna

Cada uno del 1 de agosto, World Joy Day se celebra, una fecha dedicada a una de las emociones más poderosas y universales del ser humano. Lejos de ser un sentimiento simple
El pasajero, la alegría influye profundamente en el bien físico, emocional y social.
¿Qué es exactamente la alegría? El diccionario de la Royal Spanish Academy lo define como «una sensación agradable y viva que generalmente se manifiesta con signos externos. También se refiere a las palabras, gestos o actos con los que se expresa júbilo o alegría». Su origen etimológico proviene del latín Alecris, que significa «vivo y animado».
Desde la neurociencia, la alegría se entiende como una emoción básica a corto plazo, que surge en respuesta a estímulos significativos. «La persona se siente feliz, con buen humor y deseo de sonreír o reír. Con frecuencia se asocia con risas o sonrisa y generalmente está vinculada a logros personales, alegrías compartidas, como el triunfo de un artista o atleta colombiano, o reuniones con seres queridos», explica Leonardo Palacios, profesor de neurología de la escuela y ciencias de la salud de la Universidad de la Universidad Rosary.

¿Son la alegría y la felicidad iguales?

Aunque muchas veces se usan como sinónimos, la alegría y la felicidad son conceptos diferentes. El primero es una emoción, un impulso breve e intenso; El segundo, un sentimiento más duradero y complejo, que implica reflexión y propósito. «La alegría se genera por un estímulo inmediato y tiene una duración de segundos a minutos. Se expresa con gestos visibles como la sonrisa, que también genera contagio emocional positivo», dice Palacios.
Las otras emociones básicas, según la psicología, son la sorpresa, la tristeza, el miedo, la ira, el asco y el desprecio. La felicidad, por otro lado, está relacionada con un estado de satisfacción más amplio. «Su etimología deriva del Latin Felix, lo que significa fértil. Es aspiracional, incluso para algunas personas representa el objetivo de la vida. Aristóteles lo definió como ‘el bien supremo», agrega el maestro.

¿Qué sucede en el cerebro cuando sentimos alegría?

Sentir alegría no es solo un problema emocional; También es un fenómeno neurobiológico. Cuando estamos alegres, un circuito cerebral conocido como el sistema de recompensas en el que regiones como la corteza orbitofrontal, el núcleo de Accumbens, el núcleo caudado y el área tegmental ventral se activan.
«La dopamina es la neurohormona más asociada con esta emoción, mientras que la serotonina es el neurotransmisor clave. Los altos niveles de estas sustancias están vinculados a estados de ánimo positivos», explica Palacios. Sin embargo, no todo depende del cerebro: también influyen los factores como la genética, el entorno familiar, las redes de apoyo y la satisfacción con la vida.
«Hay familias con predisposición genética a los trastornos emocionales como la depresión o el trastorno afectivo bipolar. Pero también ocurre lo contrario: las personas con una mayor expresión del gen transportador de serotonina tienden a experimentar emociones positivas con más frecuencia», dice el especialista.

Una celebración con sello colombiano

La idea de dedicar un día mundial a esta emoción surgió en 2010 gracias al colombiano Alfonso Becerra, durante un congreso cultural en Chile. Notó que la ausencia de celebraciones se centró en emociones positivas y propuso esta iniciativa que pronto trascendió las fronteras. «Con el apoyo de las organizaciones y aprovechando la capacidad de Internet para conectar a las personas, el
La propuesta ganó fortaleza de 2012 «, explica Palacios. Actualmente, países como México, Colombia, Venezuela, Chile y Argentina conmemoran la fecha con entusiasmo, lo que lo consolidan como un momento para reflexionar sobre el valor de la alegría en la vida cotidiana.

¿Hay falsa alegría?

Si bien la búsqueda de bienes emocionales es legítimo, no todos los caminos conducen a una alegría auténtica. Palacios advierte sobre los riesgos de «falsas alegrías», especialmente las inducidas por sustancias psicoactivas como cocaína, heroína o éxtasis.
«Estas drogas activan intensamente y rápidamente los receptores cerebrales del placer, pero sin un entorno emocional o existencial significativo. Producen sensaciones intensas pero efímeras, que derivan en adicciones y serias consecuencias para la salud mental y física», concluye el maestro. La alegría es mucho más que un momento fugaz: es un reflejo del pozo emocional, de nuestras relaciones, de lo que valoramos. Celebrándolo conscientemente, desde la ciencia, la cultura y la vida cotidiana, puede ser un acto de autosuficiencia, conexión social y de salud mental colectiva.

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