El gobierno de Petro no se expande para detenerse con la oposición de FARC dirigida por «Calarcá» – Aumento

En una declaración oficial emitida el jueves 17 de abril de 2025, el gobierno colombiano, bajo la dirección del presidente Gustavo Petro, anunció que no se extenderá la suspensión bilateral con los empleados generales de los bloques y frentes del grupo opositor FARC, liderado por Alexander Díaz Mendoza, conocido con el alias de ‘Calarcá’. Esta decisión ha sido comunicada formalmente a través de una carta dirigida al Secretario General del Consejo de Paz, en el contexto de las conversaciones que la Junta ha establecido con este grupo armado, en las que también participa un representante destacado, Camilo González Posso.

La carta del gobierno colombiana señala que, aunque se había establecido un alto el fuego bilateral y temporal, esta medida no se aplicará a los residentes civiles (CFBTRPC). Adicionalmente, se reactivaron los arrestos contra los miembros de esta estructura armada, un movimiento que refleja la seriedad de la situación actual y la voluntad del gobierno de mantener la paz y la seguridad en la región. Sin embargo, el gobierno también subrayó que esta decisión no implica que las negociaciones entre las partes hayan concluido, pues estas continuarán desarrollándose en busca de un acuerdo más duradero.

Este anuncio es significativo en el marco del proceso de paz en Colombia, que ha sido un tema de gran controversia y discusión durante años. La postura del presidente Gustavo Petro marca un cambio en la estrategia del gobierno hacia la paz, enfatizando la necesidad de enfrentar la criminalidad y garantizar la seguridad para todos los ciudadanos. La FARC ha sido una de las organizaciones guerrilleras más influyentes en el país, y sus interacciones con el gobierno son fundamentales para alcanzar una paz sostenible.

Es importante mencionar que las negociaciones pasadas, aunque han tenido éxitos, también han enfrentado múltiples obstáculos. Las partes han tenido que abordar no solo cuestiones de seguridad, sino también preocupaciones socioeconómicas que han contribuido al conflicto. La desconfianza y las tensiones históricas entre el gobierno y la guerrilla hacen que cada avance sea una batalla en sí misma.

Por lo tanto, la reafirmación del gobierno de no extender esta suspensión bilateral con los miembros de la FARC nos recuerda que, aunque se estén llevando a cabo diálogos de paz, la situación en el terreno continúa siendo volátil. La dinámica entre las acciones del gobierno y la respuesta de grupos armados como la FARC es algo que requiere un monitoreo constante y un compromiso genuino por ambas partes.

En resumen, el anuncio del 17 de abril le da un nuevo giro a las relaciones entre el gobierno colombiano y la FARC. Aunque se han realizado esfuerzos hacia la paz, la reactivación de arrestos y la cancelación de suspensiones dejan en claro que aún queda un largo camino por recorrer en la búsqueda de la reconciliación y la estabilidad en el país.

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