La antigua guerrilla que gobernó Uruguay con un discurso anti-consumo que lo convirtió en un ícono a la izquierda en América Latina murió a la edad de 89 años.
El 13 de mayo de 2025, el mundo se detuvo para recordar y rendir homenaje a uno de los líderes más influyentes de América Latina, José «Pepe» Mujica, quien falleció a los 89 años debido a complicaciones de cáncer. Su legado, tanto en Uruguay como en la escena política global, perdurará por generaciones, inspirando a muchos con su compromiso ferviente por la justicia social y la igualdad.
Las reacciones a su muerte fueron rápidas y emotivas. Yamandú Orsi, quien actualmente se desempeña como presidente interino de Uruguay, expresó su profundo pesar en la red social X: «Nos comunicamos con gran arrepentimiento de que nuestro colega Pepe Mujica haya muerto. Presidente, activista, líder y guía. Te extrañaremos mucho, viejo. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu gente». Estas palabras resonaron fuertemente entre sus seguidores y compañeros que siempre apreciaron su humanidad y calidez.
Luis Lacalle Pou, el ex presidente de Uruguay, no tardó en compartir sus respetos: «Tras la muerte del ex presidente José Mujica, expreso mi respeto y saludo a su partido político, su población y su compañero de vida». Lacalle Pou destacó la importancia de Mujica no solo como un político, sino también como un ser humano cuya esencia fue la solidaridad y el servicio a los demás.
Desde el extranjero, las palabras de luto continuaron fluyendo. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil lo recordó como «uno de los arquitectos más destacados de la integración de América del Sur y América Latina, y especialmente como uno de los humanistas más relevantes de nuestra época». Este reconocimiento subraya el impacto no solo a nivel nacional sino también regional que Mujica tuvo a lo largo de su vida política.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, publicó un sentido mensaje que encapsuló el sentimiento general: «Pepe estimado, te veo comenzando con la ensalada amarga que prevalece hoy en el planeta. Sin embargo, si nos dejaste algo, era la incansable esperanza de que las cosas pudieran mejorarse.» Sus palabras evocaron el espíritu de lucha y la resiliencia que Mujica representaba.
Para concluir su emotivo homenaje, Boric aseguró: «Vas físico, pero te quedas para siempre. Le garantizo que el olivo que siembra en febrero en su granja florecerá», una imagen poderosa de la continuidad de la vida y del legado de Mujica que seguramente seguirá floreciendo en las almas de aquellos que lo admiraron y amaron.