El Papa Francisco mostró su devoción a la Virgen de Chiquinquirá

La visita del Papa Francisco se convirtió en un momento imborrable para los fieles, especialmente tras su fallecimiento, consolidándose como un legado que enriquece una nación. Este legado, en esencia, está constituido por los actos que entrelazan la fe, la cultura y la historia de Colombia.

En el año 2017, Colombia vivió un evento que quedará grabado en sus memorias: el encuentro entre el Papa Francisco y la imagen original de la Virgen de Chiquinquirá, quien es considerada la Reina y Patrón del país. Este gesto fue más que un simple acto religioso; se trató de un triunfo logístico, así como de una inestimable contribución al legado espiritual, cultural e histórico de la nación.

Hoy, al conmemorar el fallecimiento de su santidad, el Papa Francisco, miramos hacia atrás con un profundo respeto y un sentimiento de orgullo, recordando aquel instante que unió a millones de corazones colombianos y dejó una huella permanente en nuestra memoria colectiva.

Durante su visita apostólica a Colombia, el pontífice manifestó su anhelo de rendir homenaje a la sagrada imagen de la Virgen de Chiquinquirá. Sin embargo, las restricciones temporales en su agenda impidieron que la imagen permaneciera en su sagrado santuario en Boyacá. Ante este desafío, se llevó a cabo una impresionante labor logística: trasladar la imagen desde la Basílica en Chiquinquirá hacia la Catedral Primada de Bogotá.

ServientRepa, responsable de planificar y ejecutar esta compleja operación, trabajó bajo un alto nivel de exactitud, asegurando en todo momento el valor espiritual e histórico de la obra.

Logística sin precedentes:

La transferencia tuvo su inicio el 1 de septiembre de 2017, con un emotivo campamento de despedida en Chiquinquirá. Desde este punto, la imagen fue trasladada en un vehículo especial, bajo la protección de la Policía Nacional, hasta el estadio municipal, desde donde abordó un helicóptero MI-171, un aparato de gran capacidad, similar al que se utilizó en la famosa operación jaque de 2008 hacia Bogotá.

El trabajo, que junto con su embalaje pesaba aproximadamente 120 kilos, fue asegurado verticalmente en la cabina de carga, garantizando así la estabilidad y evitando vibraciones y movimientos bruscos durante el vuelo. Al aterrizar en el Centro de Logística, se organizó cuidadosamente para trasladar la imagen a la parroquia de Santa Viviana y, posteriormente, el 2 de septiembre, se llevó a cabo una solemne procesión hacia la Catedral Primada, donde el Papa Francisco la esperaba.

Diseño y protección de detalles:

La cobertura de la imagen fue un trabajo meticuloso que implicó a más de 80 profesionales, incluyendo diseñadores industriales, ingenieros, mecánicos, personal de seguridad y administradores. Juntos, construyeron un guacal fabricado en madera de pino de 30 mm, con un acabado de barniz ignifugo.

Dentro del contenedor, se utilizaron espumas de diferentes densidades, recubrimiento de terciopelo y hardware de acero galvanizado. La tapa del guacal estaba adornada con la imagen de la Virgen grabada a láser y acompañada de una frase que encapsulaba el espíritu de esta travesía: «Una entrega de amor».

Un legado que perdura:

La imagen de la Virgen, que fue pintada en 1562 por Alonso de Narváez, se ha convertido en uno de los símbolos religiosos más poderosos y arraigados en Colombia. Declarada reina y patrona del país en 1919, ha estado bajo la custodía de la comunidad dominicana durante más de 360 años.

Para aquellos que participaron en esta histórica transferencia, no fue simplemente una operación logística. Fue una responsabilidad espiritual y un acto de profundo respeto hacia el patrimonio nacional. Fray Nelson Novoa, rector del santuario nacional mariano y custodio de la pintura, lideró este proceso junto con el equipo de transporte. «El lienzo virgen está profundamente ligado a la historia de Colombia», comentó, «y este momento será recordado por todos como un verdadero acto de Providencia».

Ocho años después y ante la partida del Papa Francisco, rememoramos este evento como un símbolo de unidad nacional y devoción colectiva. La empresa encargada de la transferencia se siente honrada de haber formado parte de este momento irrepetible que aún inspira a Colombia y al mundo en general.

En homenaje al Papa Francisco y su profundo amor por América Latina, reafirmamos nuestro compromiso con los valores que nos unen como nación: fe, identidad y un respeto inmenso por nuestras tradiciones.

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