Aunque la financiación del desarrollo nacional en Colombia aún no ha cumplido 15 años, se ha convertido en una referencia clave en el ámbito de la infraestructura del país. Esta entidad desempeña un papel crucial en el fortalecimiento de proyectos necesarios que fomentan el crecimiento económico y social.
En el último año, la institución logró un hito significativo al graduarse de 2,2 mil millones de pesos en recursos crediticios y obtener un puntaje de 191,344 millones de pesos. Este progreso no solo es un indicador de su crecimiento, sino también de la confianza que depositan en ella tanto desde la administración central como desde los niveles departamentales y municipales. Con esta motivación, Time tuvo la oportunidad de dialogar con el presidente de la Institución, Francisco Lausan. A continuación, presentamos una versión editada de nuestra conversación.
Los resultados del año pasado muestran un radio más alto de acción financiera …
Efectivamente, este avance es una evolución lógica, ya que cuando se estableció el FDN, su objetivo principal era garantizar la Fundación de concesión para cuatro áreas (4G). Aunque el proceso tomó tiempo, la concentración de esfuerzos fue notable. Sin embargo, el desafío constante ha sido diversificar el apoyo a otros sectores en lo relativo a financiamiento y estructuración de proyectos.
¿Por qué es crucial esta diversificación?
Es esencial para nuestro papel como banco de desarrollo. El país necesita una entidad que pueda estructurar proyectos abarcando todos los sectores vinculados con la infraestructura. Esto exige un profundo conocimiento, la preparación adecuada del personal y la especialización en diversas áreas, un proceso que requiere paciencia y dedicación. Estoy convencido de que hemos alcanzado este objetivo hasta el año pasado, y ahora el reto es mantener esta trayectoria.
¿Qué logros se han alcanzado en 2024?
Hemos comenzado a incursionar en sectores en los que antes estábamos solo tangencialmente presentes. Por ejemplo, estamos desarrollando dos grandes campus educativos en colaboración con el ministerio y el gobierno de Cundinamarca. Además, en el área de hospitales hemos trabajado con instituciones como Simón Bolívar y la Universidad Nacional. También hay múltiples iniciativas en marcha, tanto en energía como en telecomunicaciones, manteniéndonos activos en diversas áreas, que incluyen infraestructura vial, puertos, aeropuertos y ferrocarriles.
Los trabajos de infraestructura, como Bogotá Metro, contribuirán a un mejor desempeño económico. Foto:Carlos Arturo García M.
¿Cuáles son los desafíos que actualmente enfrentan?
Uno de los mayores retos es asegurar que los gobernantes conozcan el FDN y comprendan que pueden contar con nosotros para llevar a cabo sus proyectos clave. Es esencial para cada gobernador, alcalde o ministro, entender que pueden acceder a nosotros para obtener apoyo en la estructuración de iniciativas y financiamiento posterior. Aunque ya estamos colaborando con varios gobiernos regionales y locales, aún es necesario hacer un esfuerzo significativo para consolidar esta relación, en parte porque podemos ayudar a financiar estudios preliminares de preferencia.
Aprobaron un nuevo plan estratégico. ¿Cuáles son sus elementos fundamentales?
El primer elemento es la diversificación. Este aspecto es particularmente relevante en el sector energético, especialmente en fuentes poco convencionales como la solar o eólica. Hemos diseñado productos adaptados a las características de los distintos sectores, permitiéndonos desvincular el financiamiento de los recursos de Synsur. En este sentido, tenemos estrategias para acceder a recursos asequibles para la transición energética.
¿Cuál es la capacidad de crecimiento del FDN, considerando que su cartera ya está llegando a siete mil millones de pesos?
Contamos con préstamos aprobados que suman tres mil millones y pasivos de responsabilidad civil de mil millones. En términos generales, prevemos triplicar nuestra cartera comparado con el inicio de esta década. Sin embargo, las regulaciones vinculadas a lo que se conoce como Basilea III establecen un límite de crecimiento alrededor de 10 a 12 mil millones de pesos. Estamos trabajando en las estrategias necesarias para configurar ese techo.
El Metro es el proyecto de infraestructura más grande en la historia del país. Foto:Archivo. Tiempo
¿La limitación en la financiación proviene más de la oferta o de la demanda?
Sin duda, en Colombia hay una gran necesidad de proyectos. Se espera que la reactivación del sector energético sea un factor clave, ya que el país necesita aumentar su capacidad de generación. Además, hay proyectos a nivel nacional, regional y local que requieren atención. Debemos evaluar las propuestas existentes, pero me gustaría resaltar la reciente adjudicación de la sección de La Dorada: Chiriguaná al consorcio colombiano, tras un proceso de licitación que involucró a tres participantes.
¿Cómo ha evolucionado el conocimiento acerca de este tema en el país?
Definitivamente, ha habido un avance notable. Las conversaciones entre los actores involucrados son ahora mucho más sofisticadas y fluidas, tanto en el ámbito público como en el privado. Los actores que interactúan en el sector de infraestructura tienen un conocimiento mucho más profundo.
¿Qué significa para ustedes convertirse en parte del grupo biocente?
Nos destacamos de otras entidades debido a nuestra especialización en proyectos específicos. Claramente, hoy tenemos un mayor entendimiento que nuestros colegas en otras instituciones bancarias, y hemos logrado encontrar sinergias importantes.
¿Cómo podría afectarlos la turbulencia internacional?
La incertidumbre en el ámbito global es difícil de predecir, dada la alta volatilidad. No obstante, confiamos en que nuestra estrategia, que se apoya en la colaboración con entidades multilaterales y la sostenibilidad ambiental, nos permite seguir operando con recursos favorables.
¿Dónde esperas que esté el FDN al final de esta década?
Proyectamos alcanzar una cartera de 15 mil millones en créditos, con múltiples préstamos que reflejen nuestro apoyo hacia no solo grandes proyectos, sino también a iniciativas de menor escala en niveles regionales y locales. Esto implica que la entidad será reconocida por facilitar la realización de proyectos en el país de manera efectiva, dentro de los tiempos establecidos, en el presupuesto y con un mínimo de litigios. Creo que este impacto también tendrá un efecto positivo en la percepción y el ánimo de los ciudadanos. Las comunidades estarán orgullosas de los desarrollos que mejoren su calidad de vida y resalten los emblemas de su identidad.