En los límites del sistema solar, más allá de Neptuno, ha surgido un nuevo protagonista: la amonita. Este objeto transneptuniano, descubierto en 2023 como parte del proyecto Fossil II, podría cambiar lo que sabemos sobre la arquitectura del sistema solar. Su órbita desalineada y su ubicación en un área vacía hasta ahora han cuestionado la existencia del hipotético planeta nueve.
Un sednoide fuera de lo ordinario
Amonita, también conocida como 2023 KQ₁₄, es un senoid: una clase de objetos con órbitas extremadamente elípticas lejos del Sol. Su perihelio es 66 UA, lo que lo convierte en uno de los más distantes jamás detectados. Lo más sorprendente es que está en la «brecha perihelio», una región entre 50 y 75 UA donde no se habían encontrado cuerpos similares.
Su nombre evoca fósiles marinos, y no por casualidad. Los astrónomos creen que la amonita ha orbitado al sol sin alteraciones importantes durante 4.500 millones de años, convirtiéndose en una cápsula del tiempo que podría revelar secretos del pasado cósmico.
¿Un planeta oculto o una estrella errante?
Hasta ahora, el grupo orbital de los dedoides reforzaba la idea de un noveno planeta gigante que influyó en las sombras. Pero la amonita rompe ese patrón. Su órbita apunta en la dirección opuesta, lo que contradice los modelos que respaldan la existencia del planeta nueve.
Las simulaciones recientes muestran que los dedoides estaban alineados hace 4,200 millones de años. Un evento gravitacional posterior, como el paso cercano de una estrella, podría haber alterado sus trayectorias sin la necesidad de un planeta oculto.
Una historia aún para descifrar
El hallazgo de Ammonita no cierra el debate, pero lo transforma. En lugar de confirmar la existencia de Planet Nine, abre nuevas preguntas sobre los orígenes del sistema solar y los eventos que moldearon sus fronteras. En astronomía, incluso los cuerpos más pequeños pueden tener un impacto gigante.
 
								 
															





