Este lunes, España experimentó un apagón generalizado que dejó a los residentes sin electricidad durante aproximadamente diez horas, afectando también a Portugal y algunas zonas del sur de Francia. Este incidente refleja un problema mayor en el sistema energético de la región.
El apagón se produce solo dos meses después del apagón registrado en Chile y la reciente crisis eléctrica en Ecuador, que ha estado en marcha desde el 20 de octubre del año pasado. Estas situaciones han planteado serias preocupaciones sobre la estabilidad de las redes eléctricas en diversas naciones.
En el transcurso de los últimos cinco años, se han documentado apagones en otros países como México, Argentina, Venezuela, Brasil, Panamá, Perú, Guatemala y El Salvador. Estos eventos destacan la creciente vulnerabilidad de los sistemas eléctricos a nivel global.
Corredor en España Foto:Efusión
Las investigaciones preliminares indican que el apagón en España, Portugal y Francia fue consecuencia de un cambio brusco en el flujo de potencia, que resultó en una pérdida significativa de capacidad de generación. El presidente ejecutivo, Alejandro Castañeda, explicó que esta oscilación inesperada se debió a una producción irregular en varias plantas de generación que provocaron un efecto dominó en el sistema eléctrico.
“El porcentaje de capacidad de producción puede perderse inicialmente, y esa capacidad adicional se ve afectada en los siguientes cinco segundos”, añadió.
En el momento del apagón, el 78% de la electricidad provenía de fuentes energéticas renovables no convencionales, lo cual es inherentemente variable, especialmente debido a la falta de viento y sol.
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Esta interrupción tuvo un impacto inmediato en la capacidad de producción energética, y el sistema eléctrico español se vio obligado a recurrir a plantas térmicas o nucleares, que históricamente han sido vistas como un respaldo. No obstante, REPORTE RED ELÉCTRICO había advertido hace dos meses sobre el riesgo de mantener un sistema generador frágil debido al creciente consumo de energía renovable.
“El cierre de plantas convencionales, como las de carbón y ciclo combinado, a causa de requisitos normativos, ha provocado una reducción de la potencia basal y del equilibrio en el sistema eléctrico, así como en su estabilidad”, indicó la compañía en el informe.
Además, enfatizó que “esto podría incrementar el riesgo de incidentes operativos que comprometan el suministro y la reputación de la empresa. La frecuencia es una preocupación inminente, en el corto y mediano plazo.”
Foto:Ceet
¿Existe el riesgo de apagón en Colombia?
El apagón en España es un recordatorio crucial de la prioridad que debe darse a la infraestructura energética y ofrece una oportunidad para evaluar si el sistema eléctrico colombiano es lo suficientemente robusto como para prevenir una crisis similar.
“Las lecciones de España muestran cuán confiable puede ser el sistema eléctrico colombiano ante fluctuaciones de producción de energía, y si cuenta con capacidad suficiente para reaccionar de manera rápida”, afirmó el presidente ejecutivo, Ángel.
Actualmente, la energía solar representa el 6.4% de la generación total de Colombia, sumando 1,339 megavatios de capacidad instalada. En contraste, las plantas hidroeléctricas contribuyen con un 63.4% (13,208 megavatios) y las plantas térmicas representan el 30.2% (6,284 megavatios).
Sin embargo, reiteradamente el presidente Gustavo Petro ha enfatizado que Colombia debe enfocarse en el desarrollo de energía solar y eólica, desalentando el uso de plantas térmicas, que dependen de gas natural, carbón o combustibles líquidos.
El último apagón en Colombia se registró en 1992, hace más de 30 años. Este evento llevó a una reestructuración del sistema eléctrico del país, permitiendo que empresas privadas asumieran ciertos roles en la generación de electricidad.
Presidente Ejecutivo Andeg, Alejandro Castañeda. Foto:Andeg
Como parte de esta reestructuración, se formó la Comisión para la Regulación de Energía y Gas (CRG), cuya responsabilidad es garantizar un adecuado nivel de confiabilidad en el suministro eléctrico para que Colombia evite futuros apagones.
La energía sólida, esa que debe ser provista por las empresas generadoras incluso en condiciones adversas como sequías (como el fenómeno de El Niño), garantiza que los usuarios no pasen por situaciones de oscuridad prolongada.
A pesar de ello, el presidente ejecutivo de Andeg ha alertado que Colombia enfrenta actualmente «riesgos complejos en el contexto de la energía sólida».
Hace alrededor de nueve años, la capacidad de energía sólida que podía manejar la demanda colombiana era aproximadamente del 8%, ofreciendo un margen de maniobra en caso de emergencias. Actualmente, este margen es considerablemente más bajo, oscilando entre el 1% y el 2%.
Por lo tanto, es imperativo expandir la capacidad de generación de electricidad en Colombia, enfocándose en fuentes convencionales como hidroeléctricas y térmicas.
La gente se reúne en el balcón durante el apagón en Santiago de Compostela (España). Foto:Efe / Lavandeira Jr
“La energía renovable no convencional beneficia la competitividad y reduce costos, pero si nos concentramos exclusivamente en la transición hacia energías renovables no convencionales, comprometeremos nuestra seguridad energética”, afirmó Alejandro Castañeda.
Para aumentar la capacidad de generación, el Creg tiene programada una nueva subasta de confiabilidad, ya que la necesidad de electricidad se proyecta para aumentar a partir de 2029.
A pesar de esto, los gremios del sector eléctrico han expresado preocupaciones sobre la participación de las empresas en este nuevo proceso, dado que las reglas del juego están cambiando, lo que ha sido criticado por el Creg y el Ministerio de Minas y Energía.
“Debemos poder integrar tanto energías renovables no convencionales como convencionales, tales como hidroeléctricas y térmicas. De no ser así, estaremos expuestos a oscilaciones frecuentes, y no sabremos cómo gestionará nuestro sistema la creciente dependencia de energías renovables antes de que ocurra algo tan grave como lo sucedido en España”, concluyó el presidente ejecutivo de Andeg.