Un escultor de la memoria nacional murió

Un maestro que esculpió la ciudad, la historia y la cultura

En un entorno de profundo dolor y reflexión, la ciudad de Duitama se despide de un ser excepcional: Hyber Díaz Moreno, un artista originario de NorteSantander, quien falleció a la edad de 63 años tras lidiar con una prolongada enfermedad. Su desaparición representa más que una simple pérdida de una vida; es una huella profunda en el vasto tejido de la historia cultural de Boyacá.

Desde el año 1980, el maestro dedicó su vida a la escultura y a la pintura, mostrando un especial interés por el arte religioso. Un restaurador apasionado, un creador incansable, cada obra que salió de sus manos no fue meramente un ejercicio técnico; era la esencia misma del alma retratada en forma tangible. Su legado artístico perdura en los sitios emblemáticos, en las paredes que cuentan historias inolvidables, y en cada una de las piezas que nacieron bajo su meticulosa artesanía.

El arte se convirtió en un legado

Entre los trabajos más destacados de Hyber, se encuentra la escultura que rinde homenaje al célebre torero César Rincón, un proyecto colaborativo que lo consolidó como una figura central en el mundo del arte. Adicionalmente, su legado incluye otras obras significativas:

  • El Busto de Cacique Tundama, en el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Duitama (Culturama), que se erige como una de las piezas más emblemáticas del municipio.
  • El Busto de Joaquín Sáenz, ubicado en Santa Sofía.
  • El Busto de Marcelino Gilbert, en la Escuela de Policía de Rafael Reyes en Santa Rosa de Viterbo.
  • La Escultura del Emperador Igual en Duitama.
  • El Busto de José Serrano, que también se encuentra en Duitama.
  • El Busto de Daniel Murcia, que se encuentra situado en Santa Marta.
  • Los trofeos institucionales del Festival Nacional de Música Cacique Tundama y del departamental Zocán de Artes Plásticas, que fueron creados para Culturama.
  • Las esculturas otorgadas por la Cámara de Comercio de Duitama, destinadas a comerciantes y empresarios destacados en su labor.
No es solo el arte. Es memoria. Es historia.

Hyber no trabajó únicamente con materiales como piedra o yeso; su trabajo se entrelazó con las raíces mismas de la cultura. Talló las imágenes de aquellos que han contribuido a la historia de esta región, creando símbolos que ahora son parte integral del alma de Duitama. Las obras de Hyber trascienden las exposiciones: se encuentran vivas en las calles, en instituciones, y en los escenarios culturales que cocinan la identidad de la comunidad.

Se puede afirmar que era más que un simple artista; era un narrador silencioso, un puente que conectaba historias ocultas a través de sus esculturas de bronce y mármol. Era un trabajador incansable en la construcción de la identidad boyacense y un defensor de la memoria colectiva.

Aunque ha dejado el mundo físico, su trascendental legado perdura. Argemiro Díaz no solo talló en piedra; dejó grabada la identidad, la tradición y la memoria compartida de su gente.

El silencio del maestro, el eco de su trabajo

Hoy, el pueblo de Boyacá lo honra con respeto y gratitud por su innegable aporte a la cultura. Su partida genera un profundo pesar, pero deja un eco que permanece inalterable: cada una de sus obras representa un acto de permanencia en el tiempo.
La comunidad cultural, sus colegas, admiradores y cualquiera que haya tenido la fortuna de detenerse frente a una de sus creaciones sentirá siempre que el maestro ya no está físicamente con nosotros… pero su esencia sigue viva.

Que Hyber Díaz Moreno descanse en paz. Que la eternidad le abrace, tal como él abrazó el arte. Nuestros más sinceros sentimientos de condolencias están con su familia, seres queridos y amigos en este difícil momento.


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