Recientemente, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez ha emitido críticas contundentes hacia la decisión del gobierno de Gustavo Petro de integrar a Colombia en la Franja y Ruta, conocida globalmente como la Ruta de la Seda. Desde la perspectiva de Uribe y otros líderes del ámbito demócrata, esta acción no solo desestabiliza las relaciones de Colombia con Estados Unidos, un socio estratégico de larga data, sino que también podría acentuar tensiones diplomáticas en un periodo ya complicado en términos políticos. Según Uribe, ingresar a la ruta de la seda representa un «desafío innecesario» para Estados Unidos, lo que plantea interrogantes sobre las implicancias futuras de dicha decisión.
Uribe enfatizó, a través de sus redes sociales, que «Colombia ha mantenido buenas relaciones con China sin necesidad de ser parte de la ruta de la seda. Esta adhesión no ofrece nada nuevo, sino que genera tensiones con Estados Unidos en un momento crítico». Además, el ex mandatario advirtió que la medida será «otro problema que el gobierno de Petro crea y dejará a su llegada», sugiriendo que las posibles consecuencias diplomáticas y comerciales podrían perdurar más allá de su administración.
Estados Unidos responde a proyectos chinos en Colombia
Desde la entrada de Colombia en la ruta de la seda, ya se observan implicaciones palpables, especialmente en la arena diplomática. La oficina del Departamento de Estado de Estados Unidos para el hemisferio occidental ha declarado que se opondrán a la financiación a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) u otras entidades multilaterales para proyectos que estén bajo la dirección de empresas estatales chinas en Colombia. Esta postura refleja el deseo de Estados Unidos de evitar que los contribuyentes norteamericanos terminen subsidiando compañías chinas en su propio hemisferio.
La declaración del gobierno estadounidense coincide con la visita oficial del presidente Petro a China, lo que ha intensificado aún más la tensión diplomática entre ambas naciones. En esta situación, el presidente Petro trató de defender su movimiento, indicando que considera «correcto» que el banco que financia proyectos en la región esté respaldado por Estados Unidos. Sin embargo, también mencionó que su responsabilidad es asegurar la transparencia y que las empresas estadounidenses participen en las futuras licitaciones bajo condiciones equitativas.
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Los expertos advierten sobre el impacto económico
Expertos en el sector empresarial han comenzado a expresar preocupaciones sobre las repercusiones económicas que esta decisión podría acarrear. La presidenta de Amcham Colombia, Maria Claudia Laceuture, ha planteado dudas sobre los beneficios reales de la adhesión, exigiendo además claridad sobre las obligaciones que Colombia ha contraído con respecto a China. Un punto llamativo que destacó es el notable desequilibrio comercial que podría surgir, con exportaciones colombianas que apenas alcanzan los USD 2,377 millones en contraste con importaciones chinas superiores a los USD 15.9 mil millones en 2024.
Por su parte, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, subrayó que esta decisión podría traducirse en un desafío innecesario para los mayores minoristas del país, advirtiendo sobre un impacto económico severo en sectores clave como el de las flores y el café, que dependen crucialmente de las exportaciones a Estados Unidos. En un tono similar, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios, Bruce MacMaster, coincidió en que esta decisión fue inoportuna, recordando que otros países, como Panamá e Italia, han optado por abandonar la ruta de la seda precisamente para evitar complicaciones geopolíticas con China y el manejo de sus aduanas.
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