Una reciente encuesta nacional ha puesto de manifiesto una sorprendente dicotomía en la relación entre los dueños de mascotas y los profesionales veterinarios: Más del 90% de los tutores afirman confiar plenamente en sus veterinarios y valorar profundamente su trabajo. Sin embargo, al mismo tiempo, subestiman de manera significativa las exigencias físicas, emocionales y económicas que conlleva esta profesión.
Confianza generalizada y gratitud
El estudio, que recopiló las opiniones de miles de tutores de mascotas en diversas regiones, ofrece un panorama alentador respecto al nivel de aprecio hacia los veterinarios. La mayoría de los encuestados indicó que su veterinario es percibido como una figura de confianza, profesional y compasiva. Muchos de ellos incluso describen a sus veterinarios como «miembros de la familia extendida», especialmente en momentos difíciles que requieren decisiones complicadas sobre la salud y bienestar de sus animales de compañía.
Un trabajo exigente y poco comprendido
A pesar de esta alta valoración, cuando se les pidió a los encuestados que evaluaran el estrés, la carga de trabajo y los desafíos que enfrentan los veterinarios, las respuestas reflejaron una clara falta de comprensión. Solo un pequeño porcentaje de los encuestados reconocieron aspectos como:
- Los prolongados días laborales, en muchas ocasiones sin pausas adecuadas.
- La carga emocional de tratar casos críticos, el sufrimiento animal y las decisiones difíciles de eutanasia.
- Los altos niveles de endeudamiento derivados de los estudios y las inversiones en tecnología médica avanzada.
- Las expectativas poco realistas que los clientes mantienen respecto a precios y disponibilidad de servicios veterinarios.
Esta desconexión en la percepción de la profesión se suma a una crisis silenciosa que afecta a la comunidad veterinaria. Varios estudios realizados en años anteriores han alertado sobre los altos índices de agotamiento, ansiedad y depresión que enfrentan los profesionales del sector.
Educación por respeto y empatía
Ante esta situación, las escuelas veterinarias y diversas asociaciones profesionales han puesto en marcha campañas de concientización destinadas a educar al público sobre el verdadero alcance del trabajo veterinario. El objetivo es fomentar una relación más empática, que se base no solo en la gratitud, sino también en la comprensión y el respeto hacia los desafíos que estos profesionales enfrentan diariamente en sus labores.
Como sociedad, reconocer el valor del veterinario va más allá de simplemente agradecer un buen servicio. También implica comprender el compromiso, el sacrificio y la vocación que están detrás de cada consulta, cirugía y diagnóstico.
En el marco del Día de Veterinario, que se conmemora mañana, 10 de mayo en Colombia, Boehringer Ingelheim ha presentado una nueva encuesta global que revela una paradoja importante: aunque el 94% de los propietarios de animales valoran profundamente a los veterinarios, solo el 49% de estos profesionales siente que su dedicación es realmente apreciada. Además, mientras que el 65% de los dueños creen que los veterinarios logran un buen equilibrio entre su vida personal y laboral, casi la mitad de los veterinarios manifiestan que este sacrificio está subestimado. Este contraste subraya una notable brecha en las percepciones sobre lo que realmente implica la profesión veterinaria.