Violencia y tensión política

El clima de tensión política en el municipio de Cuítiva, Boyacá, alcanzó un punto crítico el 7 de mayo, cuando Personeo, Fabio Guillermo Araque Álvarez, condenó públicamente al criminal Nestor Emio Cepeda Tenza por presunta violencia contra un servidor público. De acuerdo con la queja presentada en la estación de policía local, Cepeda Tenza había agredido verbalmente a Araque Álvarez de manera errónea, tras su participación en un caso judicial que tenía como objetivo la pérdida de las inversiones de José Antonio Cepeda Tenza.

El Personero informó que al promover la demanda contra el mayordomo, no solo estaba cumplido su deber como garante de la legitimidad a nivel local, sino que también se encontraba expuesto a las represalias por parte de la familia Cepeda Tenza. Según el relato de Araque Álvarez, varios individuos le mencionaron que «por el hecho de haber presentado una demanda contra el hermano, había creado la percepción de que tenía la intención de vengarse de mí, de mi integridad y de mis activos.»

Este incidente pone de relieve las tensiones cada vez más pronunciadas entre los actores políticos en los municipios de la región, donde las discrepancias políticas parecen haber traspasado los límites del debate democrático, convirtiéndose en amenazas directas hacia los funcionarios públicos. La queja formulada por Araque Álvarez no solo pone bajo la lupa las prácticas de la política local, sino que también abre un escenario preocupante en relación al respeto por los derechos de los funcionarios, quienes, en el desempeño de sus labores, deberían contar con la protección legal adecuada para poder ejercer su trabajo sin temor a represalias.

Estos acontecimientos en Cuítiva no son un hecho aislado; reflejan una preocupante tendencia en muchas localidades de Colombia, donde la política se ha vuelto un campo de batalla en vez de un espacio de diálogo y entendimiento. La cultura política de confrontación ha ido ganando terreno, y cada vez es más común ver cómo las diferencias ideológicas desembocan en enfrentamientos personales, incluso entre aquellos que deberían mantener un respeto mutuo en sus funciones. Este tipo de actitudes no solo perjudican el desarrollo de la política local, sino que también afectan la percepción pública de las instituciones.

Es fundamental promover un clima de respeto y tolerancia en el ámbito político, donde las críticas constructivas sean bienvenidas y las diferencias se diriman a través del diálogo y la negociación. La actuación del Personero Fabio Guillermo Araque Álvarez al denunciar estas agresiones es un paso importante hacia la defensa de los derechos de los funcionarios públicos, pero también es vital que la sociedad en su conjunto se involucre en la creación de un entorno más saludable y respetuoso para la política.

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