El concejal Andrés Zambrano celebró públicamente la partida de Érika Palma de la gerencia de Ibal, después de más de dos años de una administración que, según él, estaba marcada por críticas, quejas e informes del Contralor. «Vemos con buenos ojos que hoy no continúa en el Ibal», dijo el cabildero, quien dijo que desde su asiento demostró cómo el acueducto complementario sigue siendo una promesa inacabada.
Zambrano, uno de los opositores más ferrosos de Palma, aseguró que su reubicación como un nuevo gerente de proyectos estratégicos de Ibagué no representa un descanso entre el alcalde Johana Aranda y el ex presidente Andrés Hurtado, sino un distanciamiento político. Según él, esta nueva posición no tiene potencia presupuestaria o capacidad de ejecución: «Simplemente se convierte en un apoyo logístico».
El concejal de la Alianza Verde dijo que el oficial «no ejecuta el presupuesto de obras» y que su papel solo será impulso a los proyectos estratégicos del municipio, sin tomar decisiones trascendentales.
La partida de Érika Palma ocurrió en medio de un relevo en varias unidades del gabinete Aranda, en el que también se movieron los archivos de administración anteriores.
Zambrano concluyó que, a pesar de continuar en el gobierno local, Palma no tendrá ninguna interferencia directa en la dirección del Ibal, una compañía que permanece bajo la lupa por el retraso en los trabajos clave para la ciudad.
